"Cómo la UE fracasó en su intento de regular la IA" ¿Podrá Bruselas conciliar su deseo de establecer las normas de seguridad para la tecnología con su necesidad de atraer inversiones? El principio de precaución demuestra, una vez más, no ser la mejor manera de abordar los nuevos mercados y tecnologías. Para ilustrarlo, si los reguladores pudieran prever con tanta precisión la evolución futura, todos sabríamos en qué empresas confiar y en qué inversiones invertir. Pero nadie lo sabe. El cambio conlleva riesgos inherentes. Intentar eliminarlos por completo afecta sin duda a la innovación y, en un mercado global, a menos que todos los mercados adopten estas medidas de mitigación, simplemente perjudica a todos los demás (esto también se aplica a nivel estatal y local).
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