Lo que necesita el sistema legal es una forma de equiparar ciertas formas de comunicación digital con el habla cotidiana. No necesitamos leyes específicas para una tecnología como el chat ni para un escenario concreto como la terapia. Necesitamos una ley de privacidad que regule las conversaciones que se consideran efímeras. Nos encontramos en una situación paradójica donde todo lo digital es permanente, localizable, almacenable, rastreable y tratado como un registro de pensamiento preciso y deliberado. Las palabras habladas (que no fueron grabadas) nunca fueron así, y cuando la mayoría de las personas usan herramientas digitales, en su mente están hablando, no «memorializando», «redactando un memorándum» ni «expresándose con rigor». Hablar con un bot debería ser como chatear con un amigo, como charlar en un parque. Expresiones que se pierden en el tiempo, compartidas entre dos personas. Si caminaras por un parque conversando y te grabaran, tendrías "La Conversación". De lo contrario, todos vamos a tener que convertirnos en Paulie, y Paulie odiaba los teléfonos. PD: Esto también se aplica a los negocios.
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