Una de las lecciones más aleccionadoras que he aprendido en los negocios es que las decisiones que no tienen sentido en el momento, pero que se acumulan de una manera que no predije, a menudo se deben a que la persona que toma la decisión está jugando un juego diferente a largo plazo, algo que no detecté ni comprendí. Error común, y se ve por todas partes. Si un agente racional toma una decisión que parece contraria a los incentivos o a los principios, quizá esté malinterpretando el principio o desconociendo que las circunstancias han cambiado repentinamente.
Esto parece obvio. Claro que hay quien juega a largo plazo, mientras que la mayoría se ve obligada a jugar pensando en mañana o la semana que viene. Pero si tu horizonte temporal está realmente centrado en el presente, es imposible que veas o comprendas el premio que te espera dentro de una o dos décadas.