Claro, los niños encontrarán otras formas de socializar si les quitas el teléfono. Descubrirán nuevos pasatiempos que les interesen. Jugarán a las cartas y al ajedrez en lugar de estar mirando el teléfono. Lo mismo ocurre cuando se encarcela a alguien. Este "beneficio" no es muy grande.
Privar a un niño de su teléfono le duele tanto como a ti si te confiscaran el tuyo. No deberíamos ver a los niños simplemente como futuros adultos a los que moldear (sobre todo porque nuestra capacidad para hacerlo es muy limitada), sino como personas cuyas preferencias importan ahora mismo.