Una ley que exija a todos hacer ejercicio al menos dos horas al día también funcionaría para mejorar la salud de las personas, pero supondría una grave violación de la libertad personal. La prohibición de teléfonos móviles es perjudicial por la misma razón: restringe la libertad de las personas.
Claro, los niños encontrarán otras formas de socializar si les quitas el teléfono. Descubrirán nuevos pasatiempos que les interesen. Jugarán a las cartas y al ajedrez en lugar de estar mirando el teléfono. Lo mismo ocurre cuando se encarcela a alguien. Este "beneficio" no es muy grande.
Privar a un niño de su teléfono le duele tanto como a ti si te confiscaran el tuyo. No deberíamos ver a los niños simplemente como futuros adultos a los que moldear (sobre todo porque nuestra capacidad para hacerlo es muy limitada), sino como personas cuyas preferencias importan ahora mismo.