Existe una cantidad máxima de información que se puede extraer de cualquier sistema. Podemos, por tanto, ver la constante de Planck como una constante de proporcionalidad entre unidades físicas y unidades teóricas de información (bits). El Principio de Acción Estacionaria es también un Principio de Estabilidad Informacional. La trayectoria observada es la que minimiza el coste informativo, requiriendo la menor cantidad de bits para describir la evolución desde el estado inicial hasta el final. La acción S es una medida de información: en la formulación de la integral de trayectorias, el estado del sistema es una suma de amplitudes definida por exp^{i * información}. Cada ruta es la suma de la información necesaria para describir el sistema a medida que evoluciona a lo largo de esa trayectoria. La ruta observada surge no porque la naturaleza haya optado por minimizar algo, sino porque las rutas vecinas tienen un contenido de información similar y fases sincronizadas, lo que interfiere constructivamente. Las trayectorias alternativas y ruidosas contienen información excesiva y contradictoria que se cancela. La trayectoria observada representa un consenso informativo estable. Es la única historia donde las fases se sincronizan, lo que permite que una realidad robusta y extraíble surja del ruido cuántico. Y cuando el entorno guarda silencio y no extrae información, la presión para alcanzar un consenso único desaparece. En este aislamiento informativo, las fases a través de caminos muy divergentes conservan su coherencia, lo que permite al sistema explorar físicamente múltiples historias conflictivas simultáneamente. El mundo clásico es, por lo tanto, un efecto relacional; se consolida solo cuando el entorno "interroga" al sistema, forzando la red privada de posibilidades cuánticas a convertirse en un único hecho público.
