Toda esa moraleja de que construir solo importa si se hace algo en el mundo físico o algo "difícil" o "aprobado" por guardianes y sumos sacerdotes de todo tipo; esa narrativa nunca me ha convencido, y con razón. Cuando estás apegado a tu nombre y a tu cuerpo, puedes ser destruido. Cuando nadie sabe quién eres en internet, puedes construir sin represalias, y esa podría ser tu única opción. Por eso, construir en sí mismo debería considerarse noble y bueno. Construir es una filosofía política. Ignoren a los sumos sacerdotes que les dicen que lo nuevo, lo raro o lo seudónimo es malo; hay una razón por la que no quieren que ni siquiera lo consideren, y puede que no se les haga evidente hasta dentro de una generación.
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