Una vez presenté mi solicitud para un trabajo como escritor y el chico que me estaba entrevistando (otro chico blanco) me dijo explícitamente: "De verdad te queremos, pero tenemos demasiados hombres blancos y primero necesitamos contratar a una mujer de color. ¿Puedes esperar un poco?" Sinceramente, aprecié la franqueza, a pesar de la repugnancia moral. Solía creer que ser anti-DEI significaba que debía ser racista. Pero ahora entiendo que ser pro-DEI significa quitarle oportunidades a las personas únicamente por su raza, perjudicando desproporcionadamente a las personas blancas y asiáticas. DEI es racismo. Y apoyarlo, o votar por partidos que lo respaldan, significa creer que los blancos y los asiáticos merecen menos oportunidades simplemente por el color de su piel. Creo que esto es parte de la razón por la que los baby boomers están tan confundidos por el hecho de que los jóvenes blancos hayan abandonado el partido demócrata, especialmente en las últimas elecciones. Los baby boomers nunca sintieron los efectos negativos de la DEI en sus carreras profesionales, ya que estos se concentraron principalmente en los millennials. Y para ellos, estar en contra de la DEI sigue siendo racista. Pero para los hombres blancos de la generación del milenio, es difícil entender cómo sus padres pueden votar activamente en contra de su capacidad para tener éxito. Nunca podría votar por un partido que diga explícitamente que quiere quitarles oportunidades a mis hijos porque son blancos y asiáticos. En un esfuerzo por ser lo más "antirracista" posible, el partido demócrata se convirtió en el racista. La teoría de la herradura vuelve a ganar.
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