Hay una sensación que tengo cuando me doy cuenta de que algo que estoy haciendo tiene el potencial de salir mal, dependiendo solo de mi propia habilidad y destino, una especie de sensación de hormigueo en el estómago y en el cuero cabelludo, que puede ser desde aterradora hasta emocionante dependiendo de cómo elija interpretarla.
Pienso en esto como la sensación de operar más cerca del metal desnudo de la realidad, y es muy tentador y fácil evitarlo mientras tenga algún recurso, pero me parece saludable cultivar un apetito por ello.