"Los centros de datos en el espacio" constituyen una narrativa atractiva y una demostración interesante, pero las matemáticas simplemente no funcionan. Si se consideran factores como el costo de lanzamiento, la complejidad del mantenimiento y el costo de las comunicaciones de gran ancho de banda (incluida la latencia), no existe un conjunto realista de supuestos económicos y de ingeniería bajo los cuales los centros de datos en órbita se vuelvan competitivos en costos con la simple construcción de centros de datos convencionales alimentados con energía nuclear (o energía renovable) en la Tierra. De hecho, nos equivocamos entre 50 y 100 veces. Reducir drásticamente los costos de lanzamiento no lo hará funcionar. Y, por supuesto, si se invierte mucho en líneas tecnológicas específicas para que funcione, hay que considerar que también se puede invertir lo mismo en una mejor energía nuclear terrestre, reduciendo así el costo de la energía para todos.
Otro aspecto que todos ignoran es que la IA del futuro (en 10-15 años) será entre 4 y 5 millones de horas más eficiente energéticamente que la IA actual. El principal obstáculo para su implementación será el hardware, no la energía.
Esta narrativa me recuerda a "los chips cuánticos superarán por completo a Nvidia en un par de años"; la misma vibra.