En 2019, ARC 1 tenía un objetivo: centrar la atención de los investigadores de IA en el mayor obstáculo en el camino hacia la generalidad, la capacidad de adaptarse a la novedad sobre la marcha, algo que faltaba por completo en el paradigma heredado del aprendizaje profundo. Seis años después, el campo ha respondido. Gracias a la adaptación al tiempo de prueba, por fin contamos con modelos de razonamiento capaces de una auténtica inteligencia fluida. Si bien el ARC 1 se encuentra en pleno proceso de saturación, los modelos SotA aún no alcanzan el nivel humano en términos de eficiencia. Mientras tanto, el ARC 2 permanece prácticamente insaturado, lo que demuestra que estos modelos aún operan muy por debajo del límite superior de la inteligencia fluida humana. Aún estamos en una fracción de lo que una mente humana es capaz de hacer en una sola sesión sin herramientas externas (un nivel que, en sí mismo, supera con creces la puntuación máxima en el ARC 2), por lo que aún queda trabajo por hacer. Y a medida que nos acercamos a la IAG, el desafío va más allá de la inteligencia fluida. Los nuevos obstáculos son la exploración, el establecimiento de objetivos y la planificación interactiva. Lanzaremos ARC 3 en el primer trimestre de 2026 precisamente para abordar esto. Es hora de impulsar una nueva clase de avances.
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