Nosotros y los peces gordos somos esencialmente iguales; todos somos gente común y corriente en este mundo mortal. Todos tenemos emociones y deseos, y nadie es especial. Llevo un tiempo en Twitter y ya casi tengo 60.000 seguidores. La lección más importante que he aprendido es: no seguir ciegamente a los peces gordos. Cuando empecé a usar Twitter desde cero, como todos, era muy supersticioso con los peces gordos. Pensaba que comían y dormían diferente a la gente común. Pensaba que los jefes con un patrimonio neto de más de 100 millones de yuanes ya estaban desconectados de los asuntos mundanos y podían vivir en un aura mágica. Según la comprensión actual, existen demasiados caminos para alcanzar el ideal personal. Si no estás destinado a ser un pez gordo, puedes aprender de él o imitarlo, pero jamás deberías pensar en convertirte en él. Eso es imposible. Tú no eres él. Estaba predestinado desde el momento en que estabas en el vientre materno que te convertirías en ti mismo. Tengo casi cuarenta. Miro a este pez gordo un minuto y aprendo de él al siguiente, pero simplemente no entiendo que todos deberíamos ser nosotros mismos. Conocerte a ti mismo, moldearte a ti mismo, llegar a ser tú mismo: esa es la liberación que perseguimos a lo largo de nuestra vida. Si intentas deliberadamente convertirte en otra persona, es posible que al final no consigas una vida despreocupada y feliz; te acompañará un estado de conflicto interno. Síganme, soy Boss Xiong, programador, ahora freelance y emprendedor independiente. Enseño a crear propiedad intelectual en Twitter, pero en realidad les enseño a todos a ser mejores.
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