1. Moisés inteligente SNOO ($1,100+) "Como si fuera a comprarle a mi bebé una canasta electrónica que cuesta más de 1000 dólares, ¡claro que sí!" Eso es lo que mi esposa y yo nos dijimos después de tener a nuestro primer hijo. Luego tuvimos al segundo y todo cambió. En un vano intento por recuperar un mínimo de sueño, sucumbimos y, en un acto de desesperación que nos hizo tragarnos el orgullo, compramos un Snoo. Esta cuna es “inteligente”: detecta automáticamente cuando tu hijo se pone inquieto y lo mece para que vuelva a dormirse, aumentando el ruido blanco y la sofisticada tecnología de sacudidas para bebés según sea necesario. Para ser justos, tuvimos mucha suerte y encontramos un amigo que nos lo pudo prestar, así que evitamos el precio de venta al público. Pero estaba roto, así que tuve que repararlo reemplazando sus juntas tóricas internas, que tienden a destrozarse con tanto balanceo. (¿Acaso no hemos aprendido nada del transbordador espacial Challenger?) En fin, la cuestión es que probablemente puedas encontrar uno roto barato —o gratis (¡gracias, Marielle!)— y repararlo tú mismo por unos 30 dólares. ¡Por fin podemos dormir *un poco*!
2. Funda protectora para batidora de mano ($7) El otro día, mientras preparábamos sopa de puerros y patatas, mi mujer y yo estropeamos el esmalte de nuestra bonita olla holandesa al raspar accidentalmente el fondo con una batidora de mano. Al parecer, podríamos haber evitado esta tragedia utilizando un accesorio cuya existencia desconocíamos: un protector de sartenes de plástico de 7 dólares. ¡Qué lástima! Por cierto, ¿alguien tiene alguna buena recomendación para una nueva olla holandesa?

