Charlie Munger dijo una vez: "Nunca pienses en otra cosa cuando deberías estar pensando en el poder de los incentivos". Este gurú de las inversiones admitió que, a lo largo de su vida adulta, había estado entre el 5% de sus pares con mayor comprensión de los mecanismos de incentivos, pero aun así, seguía subestimando su poder cada año. Si incluso uno de los inversores más inteligentes de la historia subestima el poder de los incentivos, ¿cuáles son las probabilidades de que nosotros, la gente común, ganemos? En un discurso pronunciado en la Universidad de Harvard en 1995, Munger identificó 24 tendencias psicológicas sistemáticamente engañosas, entre las que destacaba el poder de los incentivos. Fue gracias a estos principios que contribuyó a crear uno de los historiales de inversión más brillantes de la historia. Diez años después, reescribió todo el discurso de memoria y añadió una vigésima quinta tendencia, una que, según él, la psicología académica ignoraba por completo. En su opinión, lo más peligroso no es un único sesgo cognitivo, sino una "tendencia de superreacción" formada por la superposición y el refuerzo de múltiples tendencias. Cuando tres, cuatro o incluso cinco tendencias psicológicas actúan simultáneamente, el cerebro humano se vuelve inusualmente lento. Es este efecto combinado el que conduce a la quiebra de empresas, al surgimiento de sectas e incluso altera el curso de la historia. Esto no proviene de ningún libro de texto, sino de las observaciones que Munger hizo del mundo a lo largo de su vida. Y este efecto se produce a nuestro alrededor todos los días. Como dijo el físico Richard Feynman: "Nunca puedes engañarte a ti mismo, y tú mismo eres la persona más fácil de engañar". Con suerte, podremos extraer fortaleza de esta sabiduría, para que seamos menos ciegos y más lúcidos en nuestro juicio.
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