Cientos de miles de personas trabajan en inteligencia artificial, algunas por vocación, otras por lucro, muchas por ambas cosas, pero todas con el objetivo de mejorar la vida humana. La meta debe ser la misma: el progreso colectivo de la humanidad. Nadie debe quedar atrás. No debemos quejarnos de las interrupciones; debemos diseñar la próxima fase de la interacción humano-computadora y su impacto en la sociedad. La realidad de la inteligencia artificial ha llegado. Los gobiernos deben garantizar que los seres humanos sigan siendo los principales beneficiarios. Es hora de definir nuevas métricas, como el Índice de Impacto Humano (IIH), para medir cómo la IA transforma la vida de cada persona y cómo compensarlo. Se trata de un asunto serio que requiere atención inmediata.
Cargando el detalle del hilo
Obteniendo los tweets originales de X para ofrecer una lectura limpia.
Esto suele tardar solo unos segundos.