Su solución a este problema es mitigar su propio riesgo exigiendo que el resto de la UE acceda a ayudarles a pagar a los rusos en caso de que todo esto salga mal. Sinceramente, no entiendo el problema. La solución es, claramente, reconocer que los orcos no tienen derechos legales.
La receta del futuro justo ya la proporcionó Krylov en 1997.
