Si se fusionaran los recuerdos humanos con los de la IA, el cerebro podría defenderse proactivamente contra la intrusión de la memoria, lo que llevaría a un estado de confusión en el que los individuos lucharían por comprender su propia identidad. Con la sobreabundancia de datos desconocidos procedentes del mundo exterior, lograr una verdadera comprensión y concienciación se volverá aún más difícil. Si estos datos son monopolizados por oligarcas en lugar de descentralizados, entonces el mundo podría convertirse en una colonia de oligarcas, y la próxima guerra mundial probablemente será una guerra entre diferentes facciones desencadenada por la IA. Es improbable que mi visión optimista a corto plazo y pesimista a largo plazo sobre la IA cambie.
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