El problema con los gigantes tecnológicos: Suelen atraer a mercenarios, no a visionarios. El resultado obvio de perseguir tendencias con dinero y equipos "probados". Nada de eso importa cuando el resultado es olvidable. Cualquier intento de producir cultura debe apostar por los inconformistas, los punks, los excéntricos, los originales.
Un proyecto creativo sincero DEBE surgir del ardiente deseo de alguien de expresar su mundo interior, sintetizado a lo largo de décadas de inspiración y experiencias de vida. Los jugadores son uno de los públicos más sofisticados que existen: cuando un proyecto comienza por las razones equivocadas, está condenado al fracaso.