Traducción: Detrás de esta ola de despidos se esconden dos historias completamente diferentes, no una sola. Por un lado, gigantes tecnológicos como Amazon, Meta y Microsoft están despidiendo empleados para obtener fondos y comprar GPU (unidades de procesamiento gráfico, chips potentes necesarios para el entrenamiento y el funcionamiento de la IA). Sus ingresos crecen y el precio de sus acciones se dispara. Despiden empleados para liberar capital e invertir en potencia informática. Esto no es una "reducción de costes y mejora de la eficiencia" durante una recesión económica, sino más bien una reasignación forzosa de recursos: desviar el dinero destinado a las nóminas a los centros de datos. Los cálculos son brutales: cada 1% de empleados despedidos ahorra suficiente dinero para comprar otro lote de chips H100 (los chips de IA de gama alta de Nvidia, muy caros y con gran demanda). Mientras tanto, empresas de sectores tradicionales como UPS, Nestlé, Ford y Target también están despidiendo empleados, pero por la razón opuesta. Ya han implementado herramientas de IA (inteligencia artificial) realmente efectivas, como la automatización del servicio al cliente, la optimización de la cadena de suministro y los sistemas de diseño generativo. Las ganancias de productividad derivadas de la IA son reales y se acumulan. Estas empresas no necesitan comprar enormes clústeres de GPU (sistemas de computación de alto rendimiento compuestos por una gran cantidad de GPU). Alquilan potencia de computación para inferencia (es decir, para ejecutar modelos de IA y obtener resultados) a proveedores de nube hiperescalables (como Amazon AWS, Microsoft Azure o Google Cloud) y luego despiden empleados. Porque ahora, por fin, el costo de reemplazar la mano de obra humana con IA tiene sentido. Ambas partes implicadas en los despidos están alimentando al mismo monstruo. Los gigantes tecnológicos están comprando frenéticamente infraestructura (como las GPU, al igual que los vendedores de palas durante la fiebre del oro). Sin embargo, el resto del mundo está comprando el "oro" (la productividad que aporta la IA) que esta infraestructura desentierra. Las empresas de semiconductores se encuentran cómodamente en una posición intermedia, obteniendo beneficios de toda la cadena de valor. TSMC (la mayor fundición de chips del mundo), NVIDIA (el principal diseñador de GPU) y ASML (el único fabricante de máquinas de litografía de chips de alta gama) están generando enormes ganancias, mientras que ambos extremos de la cadena de valor (empresas tecnológicas y empresas tradicionales) están despidiendo a un gran número de empleados. El momento de este evento es crucial. Actualmente, la adopción empresarial de la IA ronda el 10% y se dirige hacia el 50%. La experiencia histórica nos indica que esta fase (desde la adopción temprana hasta la adopción generalizada) es la más rápida en términos de velocidad de desarrollo y generación de riqueza. El problema radica en que esta riqueza se concentra en la capacidad informática, no en la mano de obra. La brecha entre el crecimiento de la capitalización bursátil de las empresas (es decir, el valor total de una compañía) y el crecimiento de los salarios de la gente común nunca ha sido tan grande. Esto no es una recesión económica. Es un reequilibrio (es decir, una reestructuración fundamental de la economía). Y, lamentablemente, la mayoría de los trabajadores se encuentran en una situación desfavorable.
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